Creo Maya

Creo Maya
Nada mejor para representar la falta de una imagen apropiada

miércoles, 15 de junio de 2011

Recuerdos...

Una noche como cualquiera... excepto porque no podía dormir.
Venían a su mente los momentos en que lo hizo feliz, revivía los momentos que sufrió con ella, se rió sarcástico de las promesas rotas y lloró sin entender realmente cual recuerdo lo hacía agonizar...
Era un hombre fuerte en alma y corazón, soportaba golpes tan fuertes pero un solo amor estuvo a punto de matarlo... y matarlo más de una vez, y en ninguna de esas veces fue capaz de alejarse, en todas ellas estaba convencido de amarla, aunque a palabras más certeras la amaba más que a su alma...
Por meses alucinó con el futuro perfecto, y como toda perfección simplemente nunca consumó su existencia, ella sólo alimentó una esperanza vacía, o quizá no vacía pero que sencillamente no podría cumplirse debido a que era algo que realmente no quería, ella realmente nunca quiso lo que el anhelaba con más fuerza.
Su mente se inundó de imágenes, sensaciones, sonidos, olores, sabores... de su suculenta boca, de sus suaves y masticables labios, de sus firmes manos suaves capaces de entregar el cielo, de su corta cabellera tejida en seda y de su cuerpo tan imperfecto que la hacía tan perfecta.
Recordó aquellas caminatas abrazados, los besos eternos que sólo ella sabía otorgar, volvió a ver el singular color de sus ojos y sintió nuevamente el amor en su mirar, anhelo con toda su alma sentirse uno con ella aunque fueran pocos segundos y estos fueran su perdición, estuvo a punto de gritar cuanto la amaba, de llamarla y decirle que la necesitaba, pero se detuvo... ¡se detuvo...! recordó que en su última charla acorde al futuro le había confesado que aquel sueño tan anhelado por él era algo no deseado por ella. Se dio cuenta que aquello que le daría vida podría acribillar a quien tanto ama. Entonces se le ocurrió algo, quizá la estupidez más grande de su vida: ¿y si ahora realmente me ama? “¡Si imbécil!, y Barney bailó mambo con Dràcula y se casó con Chuky ¿no?... ¡ya no te ama! ¿te lo deletreo? Y a n o t e a m a ! ! ! y si así lo hiciera sabes que no debes corresponderle, si realmente la amas no le harás daño intentando que haga algo que su corazón en verdad no desea...” le contestó inmediatamente su conciencia, “una más... y estaré muerto” por primera vez su exhausto y herido corazón dio apoyo la razón.
Media hora de recuerdos, insistiendo neciamente a su ridícula premisa, se decidió consentir tan enorme estupidez; dio pauta a que esa posibilidad menor al 0.00001% pudiera ser realidad. Se decidió imaginar que sucedería si ella, por milagro celestial, ahora hubiese decidido amarlo. Se visualizó de nuevo en sus brazos, alucinó un “te amo” de los labios que alguna vez fueron suyos, se vio bajo las sombras de los árboles caminando a lado suyo; sintió su piel en su piel, sus labios en sus labios, se sintió uno con ella... y rompió a llorar. Notó entonces la ridiculez de su pensar.
Pensó, razonó, se lamentó, fue feliz, sintió amargura, anheló, soltó, consintió... nuevamente agonizó; se decidió dormir cuando una sola idea invadió su mente, cuando la triste verdad tocó su realidad, cuando se dio cuenta que ella, en cualquier momento, le podría ser infiel...